Guadix se encuentra situado en la denominada Hoya de Guadix, 949 metros de altitud en el declive norte de Sierra Nevada.
Aún muchas de sus calles no se han podido desprender de la importante influencia árabe, pues ellas conservan su carácter abigarrado y zigzagueante, guardando todavía cuando se penetra por ellas el encanto y la sorpresa, pues todavía se deja ver, por encima de sus tapias, que dan a huertos (que en otro tiempo tuvieron gran importancia económica) la presencia de la higuera, de la parra o del laurel. Son calles estrechas, de paredes encaladas, ventanales abiertos en las mismas, con fuertes rejas, con aleros en los tejados, que en algunos casos parecen que quieren tocarse.
Una de las excursiones interesantes de realizar en Gaudiz es la visita a las cuevas que se asientan, aprovechando la naturaleza blanda de los terrenos arcillosos que componen la serie de colinas que abrazan en semicírculo a Guadix, noroeste-oeste-sur, con sus numerosos barrancos, cañadas, cerretes. Individualmente cada cueva suele tener un ajuar, normalmente modesto. Pero el conjunto de ellas, en la ladera de las colinas, en las cañadas y barrancos, con distribución anárquica, aprovechadas en distintos niveles, adaptándose al terreno, dan al conjunto una singularidad altamente interesante. El interior de las cuevas está recubierto de cal que desempeña la doble función de conseguir luminosidad y actuar de desinfectante. Llama la atención al penetrar en las cuevas la cantidad de clavos que penden del techo, su finalidad es que la arcilla pueda respirar y no se produzcan grietas.